Algunos de los violines tocados en los teatros italianos y europeos más importantes llegan y salen de una "corte sconta" en el distrito de Castello. Para darles la bienvenida o saludarles hay Riccardo Guaraldi, un lutier que, antes de abrir su taller en Venecia, escuchó mucha música en su familia creciendo con pasión por el trabajo manual. En los años 90 fue decisivo el encuentro con un lutier autodidacta que lo guió a elegir la escuela de lutería de Milán. A partir de ese momento, se sucedieron años de trabajo y estudio en importantes lutiers en el interior del Véneto y un taller propio en las colinas de Treviso antes de inaugurar el de Venecia. La elección de una ciudad que albergó a algunos de los lutiers más importantes entre los siglos XVI y XVIII, organizados en el gremio de los marzeri. Hoy en día, los lutiers diseñan un violín también utilizando programas de gráficos 3D, pero en el estudio de Guaraldi todavía se puede sentir un poco de esa atmósfera de los talleres de Venecia del pasado, con el aroma de las preciosas maderas de arce y abeto sazonado, maderas refinadas desde Val di Fiemme hasta Montenegro. Además de la selección de la madera bajo el signo del equilibrio entre elasticidad, peso y modos de vibración, Guaraldi calcula matemáticamente las proporciones correctas entre nodos y antinodos, las curvaturas externas, elige las piezas pequeñas y pesa un número infinito de otras variables para preparar el instrumento hasta la fase de afinación final. En la construcción de nuevos violines, Guaraldi adopta la clásica técnica de construcción cremonese tratando de imitar los sonidos antiguos mientras que en la restauración pretende utilizar materiales adecuados para reemplazar las piezas que faltan con especial atención a la química de las pinturas, las técnicas de retoque y recuperación de las modificaciones-depresiones estructurales. El lutier sigue la vida de sus creaciones incluso después de que salgan de su taller. A veces es el violín o la viola el que vuelve al laboratorio para una visita o un chequeo, pero otras veces puede pasar que el lutier escuche esas piezas de madera ensambladas en su propio pequeño taller en un gran teatro.