Todo el mundo sabe lo esencial que es tener un buen par de zapatos cómodos en los pies en Venecia. Entonces, ¿por qué no conocer una pequeña tienda artesanal muy singular no lejos de Rialto en Campiello del Sol? No importa que este lugar se llamara Campiello delle Scoazze, o sea "de basura": hoy es un lugar espléndido gracias también a la energía, tenacidad y habilidad con la que el austriaco Gabriele Gmeiner crea zapatos estrictamente artesanales. Criada en Bregenz, cerca del lago de Constanza, se formó en Londres en el Cordweiners College, luego en París en la escuela Abbè Gregoire, pero no pudo evitar llegar a Veneto, el hogar de los zapatos hechos a medida. Después de completar su aprendizaje con Rolando Segalin, se fue a Japón pero luego regresó a Venecia, abriendo su tienda aquí donde puede hacer un número limitado de pares de zapatos por año. Son solicitados por una clientela de nicho, principalmente extranjera, personas con pies imposibles, artistas, políticos o simples entusiastas dispuestos a gastarse desde 2800 euros en adelante por una piel de becerro modelada específicamente a su pie, incluida la forma de madera y los zapatos de prueba. De hecho, no es tanto el precio como el tiempo de espera del cliente: ocho meses para el zapato de control (que debe llevarse al menos dos semanas, preferiblemente durante dos meses) y cuatro para el final para un total de aproximadamente un año. 80 horas de trabajo de calzado, inevitable cuando todo se hace a mano, desde la elección de las pieles (a menudo procedentes de la histórica curtiduría Presot en Pordenone) hasta la creación del empeine, desde la suela hasta los toques finales. Gabriele Gmeiner sueña con hacer crecer el negocio aumentando la producción porque, a pesar de la crisis, no hay escasez de trabajo pero no es fácil encontrar jóvenes dispuestos a trabajar artesanalmente solo con el conocimiento de las manos. Para los apasionados del calzado y que siempre han querido lucir un modelo a medida, este es el lugar para hacer realidad un sueño.