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Augusto Mazzon
tallista
Augusto Mazzon
tallista
"Al principio no fue fácil porque Augusto soñaba con viajar, con ir lejos de Venecia. Por eso se matriculó en el Instituto Náutico, pero luego se dio cuenta de que su lugar estaba en la calle del Traghetto y regresó allí. Dice que sus padres le enseñaron "la limpieza mental" para hacer este trabajo."
Mazzon aprendió de su padre la profesión de restaurador, dorador y tallista: es uno de los pocos capaces, en Venecia, de tallar marcos a mano. En San Barnaba dirige el taller que su familia posee desde principios del siglo XX. Se han sucedido cuatro generaciones de artesanos, tallando muebles, en particular marcos y espejos, de gran calidad: fue Bruno, el tío de su abuelo paterno, quien abrió en calle larga en los locales que ahora albergan la universidad; luego se hizo cargo Attilio, el abuelo, después de haber trabajado en Milán como tallista entre las dos guerras; posteriormente Danilo, el padre, en los años 70 trasladó la tienda al espacio actual en calle del Traghetto centrándose en la restauración y acabado del mobiliario, realizando también dorados y lacados. Los cambios de gusto y el desarrollo de la producción industrial obligaron a muchas tiendas artesanales, incluida Mazzon, a lidiar con el mercado: las máquinas para la producción en masa, como el pantógrafo, pero, no permiten garantizar los mismos estándares de calidad. A diferencia de otros tallistas, el taller de Mazzon desde siempre no se ha limitado solo a producir para terceros sino que también ofrece su propio producto terminado y solo por encargo. Augusto es uno de los pocos que sigue trabajando así. En esas cuatro paredes, hasta la década de los 60, había muchos carpinteros, decoradores, doradores y lacados. Hoy en día, la tienda está lejos de la idea de un laboratorio porque contiene de todo, desde juegos de madera hasta objetos rescatados, desde cómics hasta pequeños adornos. Todo parece colocado al azar pero, en realidad, en la aparente confusión, Augustus compone armonía. Entre dificultades más o menos grandes, desde los años 80, sigue manteniendo abierta la tienda, fabricando cada vez menos marcos pero dando un nuevo esplendor al mobiliario antiguo evitando el olvido. Frecuentada por muchos amigos que quieren aprender algunos conceptos básicos o saborear el ambiente, la tienda también acoge a jóvenes estudiantes que quieren aprender los conceptos básicos de esta profesión y así transmitir una tradición artesanal veneciana.
Dorsoduro 2783