Venecia..." aún nos queda para contemplar en el período final de su decadencia: un fantasma sobre las arenas del mar, tan débil, tan tranquila, tan desprovista de todo excepto de su belleza, que bien podríamos dudar, mientras observamos su débil reflejo en el espejismo de la laguna, de cuál era la Ciudad y cuál la Sombra. Me esforzaré por trazar las líneas de esta imagen antes de que se pierda para siempre, y por registrar, en la medida de lo posible, la advertencia que me parece ser pronunciada por cada una de las rápidas olas que baten, como campanas que pasan, contra las PIEDRAS DE VENECIA". John Ruskin, Las piedras de Venecia, 1851 Licenciada en Arquitectura por la Facultad de Arquitectura y máster en Teatro por la Facultad de Diseño y Artes, Gloria Deandrea es egresada del IUAV. Su trayectoria siempre ha estado anclada en el acto profundo de la observación, la comprensión y el diseño artístico. Gloria expuso sus obras durante años en galerías de arte de Venecia; sin embargo, impulsada por el deseo de entrar en contacto directo con el público, Gloria emprendió un nuevo camino que la llevó a establecer un taller artesanal donde sus creaciones pudieran cobrar verdadera vida.  Así nació "Las piedras de Venecia", un homenaje al famoso historiador inglés John Ruskin, que refleja la pasión que Gloria comparte por los detalles arquitectónicos y decorativos únicos de los palacios y paisajes urbanos venecianos. Para Gloria, Venecia palpita a través de sus piedras: esculturas, mosaicos, suelos, paredes, cada uno entretejido con capas de la historia de la laguna veneciana. Cada creación se elabora minuciosamente con una meticulosa atención al detalle. A partir de los dibujos iniciales hechos a mano, Gloria emplea una mezcla de técnicas manuales y herramientas digitales para su reproducción y acabado. La selección de materiales es un arte en sí misma, favoreciendo las materias primas artesanales: desde el papel de acuarela de alto gramaje para las postales hasta el lienzo de algodón o lino para las representaciones de mayor tamaño; desde las telas de sarga de seda y gasa hasta la muselina de algodón; y la cartalana para las máscaras. Cada elemento se diseña meticulosamente para crear un artefacto único y estéticamente refinado que invita al espectador a adoptar diferentes perspectivas sobre el patrimonio histórico, medioambiental y artístico de Venecia.