"Aunque los tiempos no sean fáciles, trabajar como orfebre es ahora mi camino. Un camino agotador y doloroso a veces, pero aún emocionante. Un camino abierto y transitado en el tiempo, en Venecia, por artesanos orfebres de manos refinadas y mentes visionarias, de cuyos secretos y habilidades me atrevo a pensar en ser, al menos en parte, heredero. Ellos son los gigantes sobre cuyos hombros, a mi manera, idealmente me siento cuando estoy trabajando en mi escritorio."